LA BELLEZA DE LA MUJER ¿EXPRESIÓN U OPRESIÓN?
Desde los amaneceres de la famosa y popular revista “Play Boy” de los años 50 hasta las revistas de actualidad dirigidas a mujeres, se han ido viendo cómo la sociedad ha ido inculcando en forma de modelos, consejos, estereotipos… un modelo de mujer que choca con la realidad que vivimos.
Habrá quien diga que este tipo de revistas no afecta tanto a la psique de la persona. Tampoco la telebasura de cada día donde las mujeres salimos más que perjudicadas en cuanto a capacidades y corporalidades se refiere. Una especie de 10 mandamientos que la sociedad impone y las mujeres debemos cumplir, creando y obligando en medida a tener cuerpos 10, mentes taponadas, “pijismo”, botox, dietas, liposucciones, implantes de tetas, de culos… viendo normal que esta “mentira de la realidad” exista en nuestras vidas. Así se muestra en los programas televisivos, novelas, y en el caso que aquí se pretende criticar la de la revista “play boy”. Sí, una “divertida” e “inteligente” revista de conejitas que no tiene otro fondo que la de potenciar la sexualidad viril de algunos personajes de la sociedad, sin otra imagen que la de mujeres desnudas, algunas de ellas famosas. ¿Qué nos venden? ¿La importancia y unión del sexo, fama y éxito? Paremos y pensemos en lo que este tipo de revistas encierra.
En esta sociedad del culto al cuerpo, la manipulación y control hacia la esclavitud corporal de las mujeres, las conejitas de play boy son la diana perfecta para seguir manteniendo la figura de la mujer como objeto sexual, siendo el motor de la industria pornográfica, cosmética, estética y farmacéutica.
Las formas y apetencias corporales vigentes en play boy, hacen que hoy día la competencia entre mujeres sea más acentuada y latente que nunca, pues no hay que olvidar que muchas de estas modelos play boy son famosas y aparecen en distintos medios de comunicación, con la única finalidad de satisfacer las fantasías eróticas, egóticas, sexuales de los hombres y paralelamente, pero con objetivos diferentes, a maltratar(se) física y psicológicamente a ellas mismas para conseguir ese estado y personificación que la sociedad de forma indirecta obliga a ser, lo que las lleva a una especie de sadomasoquismo inconsciente continuo manifestándose en formas alimentarias como por ejemplo no comer y expresado en enfermedades emocionales como ansiedades y depresiones… al final la valía de las mujeres se transforma en estos malestares sociales y desvirtúa las capacidades y potencialidades.
Lo que me cabe preguntar como reflexión, es si realmente este tipo de revistas dedicadas a mujeres u hombres (aunque de forma indirecta se dirigen a ellas) son espacios de expresión u opresión. Pues si la sociedad reconociera e interfiriera en los juicios que van destinados a las mujeres en lugar de creer en ellos y partiera por igual acerca de la tratabilidad que se hacen de los cuerpos, el sufrimiento que la belleza y las formas esclavas de un cuerpo perfecto disminuirían en tal grado, que la naturalidad de la belleza sería un ingrediente más de las cualidades del ser humano, pues no hay que olvidar que como todas las formas presentes, sean objetos o personas, corren el mismo destino: la impermanencia y después la decadencia.
Pero mientras alimentemos estas estructuras patriarcales y las mafias que sustentan este tipo de revistas, se seguirá malinterpretando el uso que se hace de “coneja” que lejos de la realidad que ostentan, son solo mamíferos que se alimentan de lechugas y raíces y vive la mayor parte bajo tierra. Así pues, invito a que pongamos por su nombre las cosas, que aunque es verdad que se ha adelantado mucho en materia de igualdad y trato todavía queda mucho por conseguir. Con esto no quiero decir que haya un estancamiento respecto a este tema, pues es verdad que no solo movimientos feministas luchan contra esta lacra social, y eso agrada y es positivo, pero mientras la población en general no sea consecuente, consciente y reniegue junto a otras organizaciones y asociaciones sobre el uso que se hace de las mujeres en los medios de comunicación en cuanto a imagen corporal, capacidades y potencialidades los pasos seguirán siendo muy cortos, aunque sin retroceso alguno. Por eso cuando movimientos y organizaciones alzamos la voz diciendo “NI UN PASO ATRÁS” es porque somos conscientes del daño que la sociedad ha hecho y hace en las mujeres, y queremos y creemos que en este camino hacia la igualdad real y cambio social consciente es importante que todas las personas rememos hacia un mismo destino, porque aquello en que se cree al final se acaba consiguiendo, porque no hay que olvidar que en materia de igualdad SÍ SE PUEDE.
Mª Jesús Girona Magraner