Federación Mujeres Jóvenes denuncia con motivo del Día Internacional de Acción por la Salud de las mujeres la invisibilización de la violencia obstétrica en España.
La violencia obstétrica es aquella que ejercer el personal de salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las mujeres, expresadas en un trato deshumanizado, un abuso de medicalización y patologización de los procesos naturales. Prácticas como las episiotomías, la maniobra de Hamilton (un tipo de tacto vaginal realizado con un movimiento rotatorio de los dedos que puede llegar a producir sangrados) o la maniobra Kristeller (ejercer presión con los puños sobre el fondo uterino para que el bebé descienda) o el abuso de las inducciones al parto, son algunos de los ejemplos de este tipo de violencia contra las mujeres.
Pero no son las únicas, durante todo el proceso del embarazo y el posterior parto, una parte importante de las embarazadas sienten que han sido infantilizadas por el equipo médico encargado de su embarazo, llegando a no facilitarle toda la información necesaria acerca de su embarazo.
Mención aparte merece el abuso de las cesáreas. Se estima que en España uno de cada cuatro partos se realiza de esta forma, estaríamos hablando por tanto de un 26,6%, cifra que se ve superada en comunidades como Extremadura (29,7%) o Cataluña (28,6%).
Todo este conglomerado de prácticas abusivas tiene como objetivo la consecución de un parto lo más rápido posible, algo que termina consiguiéndose en detrimento del bienestar físico y emocional de la embarazada, que llega a sentirse desautorizada sobre las decisiones que se toman en relación a su propio cuerpo.
Desde FMJ exigimos que estas prácticas dejen de ser invisibilizadas y excusadas con la complejidad del parto. Las mujeres tenemos derecho a sentirnos escuchadas y protegidas durante todo el proceso de embarazo y, mucho más, durante el parto, ya que se trata de uno de los momentos más duros a los que una mujer puede hacer frente a lo largo de su vida. Las mujeres somos adultas y como tal debemos ser tratadas por el sistema sanitario, dándosenos toda la información necesaria para que nuestro consentimiento a una cesárea o a un parto inducido sea dado desde la libertad de elección u la reflexión propia de la paciente.
Fuente de los datos: Artículo Periódico Público.